Feliz primer mes, Axel
Amado hijo,
Me cambiaste la vida por completo. No te imaginas cuanto. Hoy cumples tu primer mes de vida y hay muchas cosas que quiero decirte.
Primero, siento por ti un amor tan grande que jamás imaginé que podía sentir. Es un amor que crece cada vez que te veo, que te huelo, que te toco, que te beso. Eres fruto del amor que sentimos tu papá y yo, del amor que materializamos ese día que te concebimos. Estás hecho de amor, Axel.
Tu fragilidad me hace querer abrazarte, besarte y arrullarte. Tu cuerpito chiquito que cabe en mi pecho y donde hacemos las siestas más divinas del mundo. Tu boquita tan delicada, tu cabello oscuro, liso y perfecto, tus ojos grises que abres grande cuando estoy cerca. Todo de ti me parece maravilloso, como una obra de arte. Jamás imaginé que un ser tan perfecto podía crearse en mis entrañas.
Este primer mes no ha sido fácil para mi. Lamento sí tú lo percibiste, porque no mereces mis lágrimas. Pero aunque te amo con todas mis fuerzas y tu papá y yo decidimos deliberadamente traerte al mundo, nunca imaginé cuanto cambiaría mi vida.
Me he sentido egoísta, por querer de vuelta mi independencia, mi libertad, mi tiempo. Me he sentido presa, por no salir de casa por verte tan indefenso. Me he sentido agobiada, por no entender el significado de tu llanto y no saber cómo calmarlo. Me he sentido exhausta, por no dormir más de 1 hora y media seguida y no aprovechar bien el día por el agotamiento. He sentido preocupación, rabia, vulnerabilidad, dependencia, cansancio… llevo un mes en el ojo de un huracán de emociones que nunca había experimentado. Me convertí en madre y no dejaré de serlo nunca más.
Axel, hay algo que tienes que saber de mi. Soy muy controladora y me gusta la organización y la planificación. Nunca aprendí a improvisar, me informo de todo con mucha intensidad y aprovecho mi tiempo al máximo para cumplir con todas las tareas que me “impongo”. Pero contigo hijo, nada de eso existe. Y creo que ese ha sido, y seguirá siendo, el mayor aprendizaje. Contigo, I have to let it go y sentir mi instinto, y me temo que a veces siento que no lo tengo.
Tu abuela ha estado a nuestro lado, incondicionalmente, y no existen palabras suficientes para agradecerle tanta entrega. Sin ella no sé ni qué comería. Ha sido duro entender que ya no puedo tener la casa limpia y ordenada, la comida preparada, la ropa lavada, los emails respondidos y además tener tiempo de hacer ejercicio, ver mi serie favorita y tener tiempo para compartir con tu papá. Nada de eso existe ahora, tú eres la prioridad, alimentarte, cambiarte el pañal, darte brazos, estar pendiente de ti. Todo pasó a un segundo plano y lucho por entenderlo. Gracias a mi mamá he podido llevarlo estas cuatro semanas, pero aun me cuesta asimilarlo. Perdóname.
Perdóname por dejarte llorar para poder terminar lo que estoy haciendo. Por desear que te duermas para yo poder descansar. Por darte en brazos a tu abuela o a tu papá para yo poder hacer otra cosa. Perdóname por llorar tanto. Hijo, te amo con todo mi ser, pero a veces quiero ser la de antes, la que tenía 24 horas para ella y sus “to do’s”. A veces quiero tanto que crezcas para poder hacerte una rutina y poder “organizar” mi vida… ¿soy mala por eso?
Este mes ha sido duro, alimentarte de mis pechos me ha causado mucho dolor, no entender tu llanto me ha generado mucha ansiedad, el no dormir me agota, no reconocer mi cuerpo en el espejo, la preocupación por pensar que quizá mi leche no te alimente suficiente y la desesperación por no saber qué te produce gases, me han hecho sentir muy mala madre. Solo puedo consolarme diciéndote que te amo y agradeciéndote por haberme escogido como tu mamá.
Supongo que esta “crisis” emocional mejorará con el paso del tiempo. Mientras tanto, te juro que te estoy dando lo mejor de mi. Pronto estaremos adaptados y caminaremos juntos en esta aventura. Es casi imposible no sentirme culpable diariamente. Espero que no seas tan crítico como soy yo conmigo misma.
Te amo, amo todo de ti. Amo tocarte, amo nuestras siestas pegaditos, cómo te recoges en mi pecho y no hay nadie que te despierte de allí. Amo cuando pegas tu cara a la mía y siento tu vellitos aterciopelados. Amo las sonrisas momentáneas que me regalas después de alimentarte de mi, con tu boquita pequeñita repleta de leche. Amo cuando posas tu mano en mi pecho y toco tus deditos chiquiticos. Amo ser el consuelo de tu llanto y sentir que me necesitas tanto como yo a ti.
Te prometo que trabajaré por ser la mejor madre para ti. Te amo Axel Tobías. Feliz primer mes.