Family Eurotrip (parte II): Francia
Gente linda, comida rica y los azules más bonitos
La Côte D´Azur est magnifique
Miércoles 23: Viajando en tren, el camino es más sabroso
Salimos de Milán a las 11:45 a.m. Tacu amablemente nos acompañó a la estación -es un niño muy bueno, cariñoso y educado, solo que a veces no se toma las cosas muy en serio jaja-. Fueron 5 horas de paisajes hermosos, así que aproveché para perderme con las vistas. Es una dicha viajar en tren.
Llegamos a Niza a las 5 p.m. Sentí que apenas ayer había estado allí. En el 2011 visité esta ciudad como chaperona de 10 niñas entre 12 y 15 años que venían a estudiar francés. Obviamente el plan de ser “vigilante profesional” es muy diferente al de cuando uno viene cámara en mano únicamente pendiente de documentar. Pero igualmente viví 1 mes en esta ciudad y la conocí bastante bien -además me encantó-.
Buscamos el carro y salimos via Cannes, famosa ciudad donde se realiza el prestigioso festival de cine durante el mes de mayo y que sería nuestra morada durante una semana. Desde allí partiríamos en carro todos los días para conocer la Côte D’Azur.
En el apartamento Ville Les Palmes en Cannes, nos recibio Elise, una joven francesa súper simpática que nos atendió de mil amores. El apartamento era tan chévere como el de Roma, con una vista lindísima y muy cómodo de espacio. Bajamos al mercado a comprar comida para los desayunos y Ramón se deleitó con todas las exquisiteces francesas para probar en las mañanas -además Cadivi se estaba portando de maravilla-.
Ese día cenamos por el casco viejo -Le Suquet- en un restaurante llamado Le Beija Flor. Comenzamos con los manjares franceses. Primero pedimos tostada con fromage de chèvre. El main dish fue salmón en chia acompañado de ratatuille y de postre crème brûlè. Comenzaron a florescer los kilos. Definitivamente en cuanto a comida se refiere, los franceses saben su vaina.
Jueves 24: El regalo de las vistas
Hoy nos despertamos tarde y desayunamos en la casa. Prácticamente planificábamos los pueblitos que íbamos a visitar el mismo día, revisando el weather y las distancias. Así que ese día decidimos conocer tres: Juan Les Pins, Antibes y Saint Paul de Vence.
El primero fue Juan Les Pinnes. Es un boulevard con una playa súper cacherosa y restaurantes súper caros. Es como para viejos o recién casados medio aburridos. Obviamente los colores del mar son hermosos -como toda la costa- pero nada para rasgarse las vestiduras. Estuvimos unos 45 minutos y manejamos hasta Antibes.
Para llegar a este segundo pueblito, tomamos la carretera que bordea la costa y fue demasiado hermoso. Los paisajes son de película y el clima perfecto -ni frio ni calor-. Además en el viaje pasado ya había venido a Antibes y era mi pueblo favorito ever de la Côte D’azur.
Nos estacionamos debajo de la Vielle Antibes y caminamos por todo el borde de la playa. Pasamos por el museo de Picasso, la Iglesita y el mercado popular. Las callecitas empedradas y los balcones con florescitas son como una postal. Por aqui me compre mi heladito -como el octavo del viaje- y fuimos hasta la playa otra vez a tomarnos fotos con una escultura bellisima “El nómada” de Jaume Plensa. La vista es demasiado porque es un conjunto de varias cosas: el color esmeralda del agua, los yates y veleros de James Bond y las casitas blancas empotradas en las colinas. Además después descubriríamos que de todos los pueblitos de la costa, este tiene la mejor playa para bañarse.
Volvimos al carro y manejamos hasta Saint Paul de Vence. Es un pueblito como medieval, el más pintoresco de todos, empedrado, con enredaderas por todos lados y galerias de arte por doquier. Es bellísimo para pasear y admirar las obras de los artistas, pero no hay muchas opciones para comer. Le compré un queso de trufa divino a Vic en Le Fromager de Saint Paul (Epicerie Fine). También tiene un cementerio hermoso, por muy creepy que pueda sonar esto.
Para comer, fuimos hasta Cagnes Sur Mer. Aquí pedí un entrecôte con frites y rattatuille. Nada del otro mundo pero el atardecer del más allá. En verano anochece tarde, y el cielo nos da permiso de contemplar su luz por más horas. Simplemente espectacular.
Viernes 25: la famosa Corniche
Salimos de Cannes a las 11:30 a.m. via la Corniche Moyenne. Para recorrer la Costa “Azuleja” en carro, hay como 3 carreteras que la bordean desde la montaña, una alta, una mediana o “moyenne” y la más bajita que bordea la costa. En todos los reviews recomendaban la “moyenne”, porque tiene la mejor vista desde Niza, en Francia, hasta San Remo, en Italia, así que nos montamos en esa.
Primero nos paramos en Eze, un pueblito en medio de un risco, empedrado y lleno de flores, parecido a Saint Paul de Vence por todas las galerías de arte, pero superior por la vista. Aquí estuvimos aproximadamente 1 hora, rodeados de turistas “high class“, porque eso sí que tiene la Côte D’Azur, aquí la gente es bonita y elegante.
Seguimos rodando y nos detuvimos en Menton, también muy pintoresco, con el azul del agua más bello de toda la costa azul -aunque en vez de arena tenía piedras-. Caminamos por las tiendas, nos tomamos las respectivas fotos y a las 4 p.m. nos devolvimos por la misma Corniche vía Monaco.
Llegamos a Mónaco, y en este famoso principado, el GPS nos llevó por todas las callecitas de Monte Carlo donde viven los “monaquenses” -bien estrechitas e incómodas, btw-. Estacionamos y comenzamos a caminar.
Cuando vine a Francia de chaperona en el 2011 nos había tocado venir a Mónaco como parte del paseo, pero para serles muy honesta, para mí este país (principado) es nulo y no tiene NADA. Es un lugar para ricos, para que vengan a gastar su dinero en idioteces, o a derrochárselo en el casino, y mostrar “pinta” en carros impagables –no ofenses-. Pura estupidez en su máxima expresión. Pero bueno, ni mi mamá ni Ramón habían venido así que había que repetir.
Paseamos por un mirador con vista a los yates -justamente ese día era el “Luxury Yatch Show 2015”, el palacio y el casino. Cuando terminamos de recorrer los 17 metros cuadrados que tiene la ciudad, cenamos moules con frites -ñam ñam- en el restaurante Le Botticelli en la calle en frente del muelle y al caer la tarde nos regresamos manejando a Cannes.
Sabado 26: no plans, that’s fine
No todos los días se puede tener la agenda llena de compromisos y “to do’s” porque la cosa así tampoco funciona. Así que hoy amanecimos con un big question mark en la frente y decidimos salir a ver qué nos provocaba hacer, sin saber mucho de nada.
Primero nos fuimos en carro hasta Grasse que quedaba bastante cerca de Cannes. De verdad de todos los pueblitos este ha sido el más feito. Vi pobreza y todo, que no había visto en toda la Costa Azul desde que llegamos. Pero este pueblo es famoso por 3 perfumerias -Fragonard, Galimard y Molinard- donde te hacen un tour para que conozcas cómo se hace el perfume -que no hicimos-. No lo recomiendo ni lo repetiría.
Después seguimos hasta Mougins, un pueblito bello en espiral, lleno de galerias y flores. Me llamó mucho la atención la cantidad de viejitos, pero es que es tan bello y tan calmado, que yo también podía proyectarme caminando con Victor, viejitos por estas calles -momento cursi del día-.
Terminamos el día en Cannes. A pesar de quedarnos aquí, no habíamos podido pasear por la ciudad como tal. Ya yo había venido en el 2011, pero uno no se acuerda de todo con detalle -y menos pendiente de 10 terremotos-. Paseamos por el muelle y cenamos divino cerquita del Palacio de Cannes. Pedí ensalada de queso de cabra, luego atún con puré de papas y al final crème brûlé. Nos devolvimos caminando con la esperanza de quemar al menos 25 calorías de las 1200 que comimos.
Domingo 27: Marathonic Day
Hoy madrugamos (8:30 a.m.) y salimos 1 hora después vía Marseille, una ciudad francesa mejor conocida por un jabón hecho con aceites vegetales (Savon de Marseille)-. Hicimos una parada en Aix en Provence -“la ciudad de las fuentes”- y fue muy linda, tenía zonas súper modernas, aunque con 2 horas fue más que suficiente.
A las 12 p.m. seguimos via Marseille y de verdad le sacamos el jugo. Visitamos las 5 atracciones turísticas más importantes:
1. Cathedrale Maria de la Garde. Montada arriba en una colina, imponente, con vista de 360 grados de la ciudad. Bella por dentro, con cúpulas rosadas, de hecho fue para mí la catedral más bella de todo el viaje. ¡Sin desperdicio!
2. Parc long champ. A mi gustó mucho, para mi, el monumento más bello de todo el viaje. Tiene una fuente enorme, con una escultura imponente, rodeada de 4 museos, que marca la entrada a un parque con más de 12 hectáreas de verde (con zoológico y todo). Los niños jugaban felices y los viejitos descansaban en los bancos. Una gente tranquila y feliz, aprovechando los beneficios de una ciudad que piensa en el ocio de sus ciudadanos.
3. Barrio le Panier. Todos los reviews lo recomendaban, pero para mi fue otra zona más con callecitas estrechas y comercios locales. Es chevere para comer algo y comprar souvenirs, pero si no llegan a ir, pienso que no se pierden de mucho.
4. Basílica Santa Maria Mayor: también imponente y con una fachada lindísima de mármol (aunque la estaban reconstruyendo). Había misa y así que no pudimos entrar, pero vale la pena ir a visitarla.
5. El vieux port -o puerto viejo-: es básicamente una U gigante que rodea el puerto, llena de restaurantes y por ser domingo, había un mercadito de artistas y artesanos. En el medio de la U, la entrada al mar con todos los barcos, lanchas y peñeros, como de postal. Le dimos la vuelta completa y cenamos en Le BlancBlue – cualquier cosa- y salimos a Cannes a las 7:45 p.m. Mañana sería nuestro último día en la Costa Azul.
Lunes 28: La bahía de los angeles
En Niza fui tour guide, después de todo vivi 1 mes aquí y de algo me tenía que acordar. Niza, de todas las ciudades de la Costa Azul, es la más turística y visitada -de hecho el aeropuerto de Niza es el segundo más transitado de toda Francia, después del Charles de Gaulle en Paris-
Empezamos en la Vieux Nice, con muchas tienditas y restaurantes. Aquí por supuesto compramos algunos souvenirs. Luego continuamos hacia la Place Massena -donde hay una fuente con un David gigante donde la gente se toma fotos- y caminamos la Rue Massena con muchas tiendas para comprar. La verdad el día no estaba muy soleado y siento que eso afectó la percepción de la Niza bonita que siempre les describí a mi mamá y a Ramón. Ese día sentí que no estaba tan linda como yo la recordaba.
Cruzamos hacia el famoso Promenade des Anglais. Esto es un paseo obligado porque es bellísimo contemplar el mar, la gente tomando sol -que en este caso no había-, personas patinando, viejitos leyendo… Además los azules del agua forman como una pintura en el horizonte. Too much! Este día estaban grabando una pelicula de época y había un montón de personas disfrazadas, lo cual fue muy divertido de ver.
Caminamos hacia el este hasta el Coline Du Château, subimos por el ascensor y tomamos fotos de las vistas -no era la mejor porque en verdad el cielo estaba gris, pero los invito a subir con sol porque es espectacular-. También se puede ver el puerto de Niza desde el otro lado y por supuesto nos tomamos las respectivas foticos.
Bajamos muertos del hambre, conocimos el Marche des Fleurs (aunque ya estaban recogiendo porque eran como las 5 p.m.) y almorzamos en la Vieja Niza nuestra primera Crêpe de Fromage, jambon crû y champignons, justamente al lado de la catedral de Niza. Por último pasemos por el Promenade Du Paillon, llegamos al museo de Arte Contemporáneo donde habiamos estacionado el carro y nos fuimos a Cannes. Mañana viajaríamos a la ciudad de Gaudí.
Así culminó una semana maravillosa en la costa francesa, aprendiendo, comiendo y disfrutando los beneficios de un país que brinda seguridad y muchos espacios para el ocio. A veces viajar me pone triste, porque me recuerda todo lo que tenemos en nuestro pais que no está siendo bien invertido. La Costa Azul es preciosa, pero el agua helada y olvídense de arena. Nosotros tenemos mucho más
Gracias por llegar hasta aquí, en el próximo capítulo les cuento la última parte del viaje, en la tierra de los catalanes.