San Antonio & Austin
Hay ciudades que a uno ni se le pasan por la mente para ir a visitar. Creo que de mi “bucket list” de lugares para conocer en todo el mundo, el estado de Texas probablemente nisiquiera aparezca. Pero mi esposo decidió hacer un curso sobre inmigración allá y me fui coleada. Y como fui sin expectativas, terminé gratamente sorprendida.
5 de febrero de 2016: Los secretos de San Antonio
Salimos de Miami en el primer vuelo vía Dallas a las 5:45 a.m y a las 8:15 a.m embarcamos el segundo avión vía San Antonio.
Como era muy temprano para hacer check in en el hotel -Grand Hyatt- alquilamos el carro y nos fuimos a conocer la ciudad. Como todas las ciudades que visito, unos días antes hago un review de los lugares más emblemáticos para conocer -sobretodo en las ciudades donde estaré poco tiempo y que no hay mucho tiempo que perder- así que empecé a planificar el día en base mi lista.
Primero conocimos El Álamo. Este Fuerte es famoso ya que en entre el 23 de febrero y el 6 de marzo de 1836 se llevó una famosa batalla de 11 días, entre el ejército mexicano liderado por Santa Ana y un grupo de separatistas Texanos. Los mexicanos querían recuperar Texas y en esta batalla masacraron a los Texanos -yo no sabia que el territorio de Texas habia sido mexicano alguna vez-. La historia es súper interesante, alquilamos la audio-guía que te cuenta toda la historia y fuimos punto por punto para entender bien qué paso. Muy recomendado.
Después caminamos el River Walk -espectacular, lo más lindo de San Antonio-. Es un canal que construyeron en pleno Downtown San Antonio, que tiene dos caminerías paralelas que bordean el río, repletas de hoteles, tienditas y restaurants. Tiene caminitos y puentecitos que conectan ambos lados del canal formando un loop y caminando puedes llegar al Álamo, al River Center Mall, al Arneson River Theatre, a La Villita y a un montón de espacios turísticos. Es un paseo obligado al venir a San Antonio y lo puedes recorrer caminando o en bote -este último lo hicimos 2 días después-.
Cuando nos dio hambre, comimos en el Hard Rock cafe -según mi amiga Elisa que trabaja en Hard Rock Caracas, es el segundo con mas ventas después del de Orlando, ¿increíble no?-. Luego caminamos alrededor buscando un Starbucks para un cafe -hacía un poquito de frío-. De allí fuimos a conocer el Chinese Tea Garden. Había leído que era precioso y no me lo quería perder. La verdad no se equivocaron, el jardín es espectacular, tiene una laguna enorme en el centro y hay todo tipo de plantas. Está súper cuidado y me brindó muchos espacios bellos para tomar fotos.
Después de allí nos montamos en un trensito en el parque de enfrente -Brankenridge Park-. Había leido que era un punto turístico importante de la ciudad pero la verdad que fue medio fraude. Es decir, supongo que cuando uno vive en esta ciudad, es tipo el Central Park de Manhattan donde la gente va a correr y a recrearse, pero más allá de eso, no me ofreció mucho más.
Finalmente pudimos hacer check in en el Hotel, descansamos un rato y en la noche fuimos al Pat O´ Briens que es un piano bar súper chévere -fuimos por primera vez a uno en New Orleans y nos encantó-. Pedimos un par de Hurricanes -que es el trago típico, como dice mi prima Gaby: “un Cool Aid que te pone contento”- y la verdad si se me subió un poco la alegría jajaja. Salimos alrededor de la medianoche, y ya no estaba tan frío porque teníamos alcohol en el cuerpo. Ya ustedes saben
Sábado 6 de febrero: Keep Austin Weird
Nos despertamos tempranito y desayunamos en el restaurante Ruth Chris Barbecue, en el mismo Hyatt, súper rico. Después manejamos vía Austin, Texas, durante casi 2 horas -fui buena copilota, no dormi as usual. Lo primero que conocimos fue el Congreso de la ciudad. Me encantó el edificio arquitectónicamente hablando, súper bien cuidado, con mucha seguridad. Conocimos las salas donde se realizan las asambleas e incluso había una especie de “simulacro” con unos Boys Scout.
Luego conocimos UT -University of Texas- De verdad, qué Universidad tan espectacular. Me dio nostalgia pensar que yo estudié en una casa grande que parecía más bien un colegio. Quiero a mi universidad, pero me hubiera ENCANTADO experimentar un ambiente universitario como este. Los estudiantes sentados en los jardines, leyendo, reunidos. Varios juegos deportivos ocurriendo simultáneamente -muchas canchas-. Creo que más de una decena de edificios diferentes, y cada uno albergaba una facultad distinta. Bibliotecas enormes, lugares para comer, espacios de recreación. En fin, una universidad de verdad verdad.
Nos pegó el hambre y nuestra amiga Elisa -que ya había estado en Austin porque sus dos hermanos estudiaron aquí- nos había dicho que NO podíamos irnos de Austin sin comer las hamburguesas de Hoppdoddies. Le hicimos caso y fuimos hasta allá. Cuando llegamos la cola le daba la vuelta a la manzana. No baby -me dijo Victor-, ni que estuviéramos esperando por leche, vámonos a otro sitio. Yo insistí y nos quedamos. Y menos mal que fue así. No existen palabras para describir estas hamburguesas, hasta los momentos, las mejores que nos hemos comido en nuestras vidas -y miren que nosotros hemos comido bastantes hamburguesas-. Pedimos las famosas papas fritas con salsa de trufa, Vic pidió una con carne de bisonte y yo una vegana. Para chuparse los dedos.
De allí teníamos que necesariamente ir a caminar para bajar la comilona, así que fuimos a conocer Barton Spring Pool. Había visto unas fotos de que en verano turistas y locales se bañaban en una piscina natural, dentro del Zilker Park y quería conocerla. Pues es la famosa Barton Springs Pool y es literalmente un pedazo de río cerrado y asfaltado, gigante, donde la gente nada. Estaba entrando la primavera y ya había gente adentro -y hacían 14 grados-. Muy valientes. Supongo que con el frío que pasan en invierno, 14 grados para ellos ya es caluroso. Yo estaba con 3 capas y bufanda, imagínense.
Antes de regresar a San Antonio, paseamos por la famosa calle 6. Lo malo es que era de día y es una calle llena de bares, restaurantes y discotecas y muchos estaban cerrados. Así que a las 5 p.m. agarramos carretera dirección a San Antonio otra vez.
El slogan de Austin es “Keep Austin weird” pero la verdad no entiendo por qué. La gente no es rara, es libre, es auténtica, no sigue paradigmas. Decir que Austin es “raro” es como caer en los tabúes de lo que es socialmente aceptado como “normal” y como “anormal”. Me encantó. Hubiera sido feliz estudiando la universidad aquí. Creo que mi mente estaría mucho más abierta, fuera mucho más inclusiva y juzgara menos al mundo -bueno, I am working on it-. Pero bueno, independientemente de mi interpretación, Let´s keep Austin as it is
Domingo 7: Curioseando en San Antonio
Nos paramos tarde y salimos a caminar por el River Walk. Hacia friito. Conocimos el River Center Mall, tenía algunas tiendas pero la verdad, nada del otro mundo. Luego tomamos el barquito que hace todo el loop y fue super interesante -lo recomiendo muchísimo porque el guía te cuenta la historia de cada uno de los rincones del River Walk, incluso cómo funciona el sistema de diques en caso de lluvias o inundación-.
Seguimos caminando y nos fuimos hasta el Mexican Market y fue literalmente como estar en Mexico. Cierran toda una calle y hay grupos tocando música mexicana, miles de tienditas vendiendo souvenirs, puestos en la calle ofreciendo comida típica y y hasta vimos a unos niños bailar bailes tradicionales del norte de México. Fue una experiencia bonita, porque entendimos que la herencia mexicana está muy presente, teniendo en cuenta que hace unos cuantos años atrás, el estado de Texas era territorio mexicano.
De allí nos devolvimos al River Walk a conocer La Villita, aunque todo estaba como cerrado por el SuperBowl, si hubiera tenido vida se notaba que era un sitio turístico muy lindo.
Almorzamos en un restaurante italiano -que nada que ver- y fuimos a conocer el centro de conferencias donde había la competencia de baile “Celebrity” -Henry B Gonzalez Convention Center-. Vimos como a 4 ninitas bailar y me encanto porque fue recordar mis épocas de competencia -claro, a otro nivel-.
De alli nos fuimos a descansar para esperar el Superbowl, pero venció el cansancio y lo terminamos viendo acostados en la habitación del hotel.
Como siempre, la pasamos increíble. Aprendimos, conocimos, comimos, caminamos, tomamos fotos, y tenemos un recuerdo más para cuando seamos viejitos. Gracias #MyBaby por llenarme de viajes y aventuras. Y a ustedes gracias por vivirla conmigo Hasta la próxima visita.